miércoles, 10 de abril de 2013

Crónicas viaje Guinea Bissau 2013


Crónicas viaje Guinea Bissau 2013
Escuela Dembanje



















Este viaje a Guinea ha sido un viaje de encuentro con la gente, de darnos cuenta lo agradecidas que están las personas por todo lo que estamos haciendo por ellos, y a su vez el empeño y el esfuerzo que ellos hacen cada día por poder mejorar sus días.

La construcción de la escuela va de maravilla, todo el mundo se ha implicado y colaborado muchísimo. Las mujeres en llevar agua, los niños en transportar ladrillos y los jóvenes y mayores en llevar las maderas y trabajar en la obra. 
En estos momentos es la época de la recolecta, toda la familia se pasa desde la madrugada hasta el anochecer recogiendo el anacardo que es lo que luego cambian por arroz para poder comer todo el año, pero esto no ha hecho que faltaran ningún día a ayudar en la construcción de esa escuela. 
No hay ninguna escuela tan grande en toda la región, y la gente se acerca de muchos pueblos a verla y ellos se sienten orgullosos de su trabajo, de su pueblo, de la ayuda que están recibiendo, y lo más importante, de la enseñanza que sus hijos podrán recibir en esa nueva escuela y de que esa escuela se esté construyendo con su esfuerzo.
Hemos estado trabajando las fichas de cada niño, su situación personal y nivel académico con el fin de poder ayudar becando a los estudiantes que tengan mayor interés por los estudios. Hemos formado diferentes grupos de apoyo al estudio, motivando a jóvenes para que enseñen a los más pequeños. También hemos detectado la gran dificultad de las aldeas lejanas para que los niños vayan a la escuela y se han puesto a funcionar unas clases de apoyo por la noche con un generador y se quiere ver la posibilidad de la compra de bicicletas para poder solucionar este problema.

La escuela de adultos está funcionando muy bien, y ya tenemos 25 mujeres y 3 hombres que asisten habitualmente a clase, ya empiezan a aprender a escribir y eso les da mucha fuerza.

Las huertas son una maravilla, la cosecha está siendo muy buena y se está recogiendo cebolla, lechuga, pepino, berenjena, tomate. Este proyecto se está desarrollando en 5 aldeas y participan en el alrededor de 160 mujeres. Con ello consiguen una mejor alimentación y un dinero para su autonomía económica que pueda cubrir necesidades médicas, escolares o poder  comprar arroz.

La situación de desnutrición infantil sigue siendo grave, este año ha sido un año muy duro, con mucha carencia de comida, donde mucha gente ha pasado hambre, las huertas han sido un gran recurso para poder afrontar este problema. Nos hemos llevado al centro nutricional al pequeño Adja y a la pequeña Aminata. Saldrán para adelante, como ha salido Ramatulai, Seco, Jibril y Bacar. Cada vez que llego, sus padres los acompañan a nuestra casa como gesto de agradecimiento para que vea que están bien de salud, siendo uno de esos momentos donde te das cuenta que todo esto tiene mucho sentido, porque son verdaderos supervivientes.

La lucha del africano día a día para sobrevivir no se puede comparar con nada pues a veces me parece sobrenatural, el exceso de trabajo, las heridas en los pies y en la manos, las enfermedades mal curadas, el cansancio, el hambre, la desesperanza… ¿Como se puede luchar con todo esto cada día y no rendirte? Ellos no se suicidan porque no tienen nada… Ellos LUCHAN y se levantan con una SONRISA y te DAN LO POCO QUE TIENEN. Tenemos tanto que aprender

La loteria del pequeño Adja.


adja (440x330)
Hola Desde Guinea: 
Llevamos aquí ya dos semanas, el coche llegó bien y hoy ha tenido una de sus más importantes funciones. A las seis de la mañana me despertó una madre desesperada porque su hijo estaba convulsionando. Imaginé, porque ya le pasó en otro viaje, que podía ser un ataque de epilepsia. Lo llevamos corriendo al hospital (conduciendo yo, que proeza), y al final le diagnosticaron que es epiléptico.
A veces pienso que si el poder vivir en un país de África es cuestión de lotería… Hoy cuando fui a pagar la analítica del niño enfermito con epilepsia me encuentro en la báscula un niño que era todo huesitos, pesaba 5 kg y tiene 5 años, se llama Adja.
Su abuela con mucho esfuerzo estaba pagando la consulta, pero yo sabía que en ese hospital no pueden hacer nada pues lo que tiene en un grado de desnutrición severa y crítica. Me acerqué al niño miré sus piernas y sus brazos y no pude evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas. Son muchos años pero el corazón no se endurece ante el sentimiento de un niño que sufre porque no puede comer.
Hablé con las mujeres que estaban alrededor para que le preguntaran a la abuela donde vivía y le explicaran si podía llevar al niño al hospital nutricional de Gabu, si ese niño pasa un mes más así se moría. Sin saber cómo hacer, les expliqué donde tiene que llevar la abuela al niño, le dí dinero para el transporte y una tarjeta con una nota para las monjas de Gabu donde explica que nosotros nos hacemos cargo de todos los gastos que suelen ser alrededor de 100-150 euros como mucho. Todas las mujeres me dieron las gracias y estaban felices y la abuela lloraba de emoción, mientras Adja me miraba con esos ojos saltones y me decía... Yo también quiero vivir...
Según me iba a la oficina desde donde os envío este correo, pensaba, como ha podido cambiar el futuro de Adja del modo más fortuito, ¿estábamos en su destino? 
Yo esta mañana no iba a ir a Bafata si el otro niño no se pone malito. Luego pensé que lo llevara Jerga porque yo tenía trabajo en la aldea, pero algo ha impedido que me quedara en la aldea como era mi idea, y ese algo que yo desconocía, era Adja que necesitaba tener esa oportunidad de vivir, aquella que en Europa es un derecho adquirido y en África es una lotería.
Gracias a vosotros el pequeño Adja, correrá y crecerá y será un niño feliz, gracias por darme la oportunidad de poder cambiar la vida a tanta y tanta gente con tan solo 100 euros.