Uno de los
grandes enemigos de los albinos en África es el sol y la falta de medios para proteger de él los
delicados ojos y piel, especialmente sensibles, que caracterizan a las
personas albinas.
Son negros y albinos, condición genética que se caracteriza por una ausencia de pigmento en la
piel, los ojos o el pelo, el sol y el rechazo social han sido siempre sus
enemigos históricos.
Para ellos no
es nuevo ser abandonados por sus propias familias, sufrir la discriminación en
la escuela y sentirse condenados a mendigar por la falta de oportunidades para
encontrar cualquier tipo de trabajo. En algunos países africanos, su cuerpo tiene precio. Eso es a lo
que se tienen que enfrentar las personas que poseen esta enfermedad.
En general, puede decirse que el albinismo es una
condición genética poco frecuente. Casi 3.000 personas padecen albinismo en
España, una enfermedad rara que les obliga a tener cuidados especiales con la
piel y la vista, pero que no les impide una vida normal, pero en África, al
tratarse de una afección hereditaria, los problemas de endogamia disparan las
cifras: un albino por cada 4.000 nacimientos. Y se estima que el 50% de la población con
albinismo entre los 20 y 30 años de edad presentan síntomas de cáncer en la
piel, lo cual reduce enormemente su esperanza de vida.
Muchos de los que nacen albinos, no poseen ninguna
información de por qué son diferentes y tienen que lidiar con todas las
supersticiones que rodean a estas personas que hacen que se mantengan aislados y en cierta medida ocultos, lo que
complica más cualquier acción para ayudarles. Además, no tienen los medios suficientes para protegerse del sol; necesitan
fotoprotectores, un auténtico lujo en la zona; ropa y gafas adecuadas.
Ani es una chica albina de Varela que desde que Miradas al Mundo la conoció, ha intentado en todo momento informarla de lo que
le sucede y aconsejarla de las medidas
que tiene que tomar para que el sol no la perjudique. Tapando su cuerpo con
ropa opaca y protegiendo sus ojos con lentes para evitar el efecto perjudicial del sol sobre su piel y sus ojos.
Ani vive con su abuela y su padre vive en Bissau. En Guinea Bissau la gente desconoce totalmente los peligros de no cubrirse y no proteger los ojos y la piel. Nosotros le regalamos unas gafas y un sombrero y siempre le damos manteca de karité pero no conseguimos que se tape. Está muy agradecida de que la visitemos y le demos manteca, en el último viaje hasta llamó a su padre para que el personalmente nos pudiera dar las gracias.
Como siempre con ese corazón tan grande y tan agradecidos.
Se ha comprobado que medidas de cuidado básico como: usar protector solar
diariamente, sombreros de ala ancha, usar lentes de sol y ropa opaca
que cubra la mayor parte del cuerpo, pueden reducir significativamente los
daños causados por el sol y el riesgo de desarrollar cáncer cutáneo. Sin
embargo, la pobreza y la ignorancia siguen siendo los principales enemigos a
combatir en esta zona del mundo. Gran
parte de la población vive en pobreza extrema y un protector solar resulta imposible
de costear para la mayoría de las familias.
Aun así, ellos
no son plenamente conscientes de la importancia que tiene para su vida que
tomen las precauciones necesarias. Su día a día les envuelve, y cierto es que, trabajando en el campo, viviendo todo el
día en el exterior de sus hogares y con
la temperatura y humedad existente, pedir que vayan tan cubiertos no resulta
fácil pero hay que seguir insistiendo ya que es la única forma de protegerse de
una terrible enfermedad. Desde Miradas al Mundo seguiremos trabajando la concienciación
sobre este problema.
Susana Sanz.
Susana Sanz.