martes, 6 de septiembre de 2011

Crónicas Desde UGANDA II

Ayer visitamos el proyecto de agricultura con familias de niños huérfanos que Miradas está financiando en el distrito de Amuru que está a 40 km de Gulu. 
En esta zona los rebeldes se asentaron en la época de la guerra del Ejercito de Liberación del Señor.
Después del reparto que se hizo en Marzo de semillas y algunos animales de granja (cerditos) llegó la recogida de la primera cosecha y ya hemos conseguido que algunos niños de estas familias hayan podido volver a ir a la escuela, comer al menos una vez cada día y tener algo de dinero para gastos sanitarios porque hay una pequeña parte que pueden vender en el mercado.
Primero nos enseñaron la plantación de un campo de judías, de cacahuete y de kasaba. En las visitas nos acompañaban los niños que cultivaban las huertas.
Una de esas familias estaba formada por 4 hermanos huérfanos y los dos mayores con 11 y 13 años eran los encargados de trabajar en el campo. En España hablaríamos de explotación infantil porque los niños tienen derecho a jugar y a ir a la escuela y en África, ¿Donde quedan esos derechos? Cuando miraba a esos niños pensaba en los nuestros cuando teniendo todos los cuidados se quejan por tener que poner la mesa.
Esos pequeños hombrecitos que se levantan al amanecer y con los aperos de labranza que son a veces más grandes que ellos, se van a trabajar al huerto para poder comer. Sonríen orgullosos cuando nos muestran su trabajo y están felices de que vayamos a visitarlos, corrían con sus pies descalzos para recibirnos a pie de huerta.
En otra visita conocimos a Orome, una mujer enferma que tiene 3 hijos y su marido esta afectado de VIH. Nos contó (con mucha tristeza y dureza en su rostro) lo difícil que es para ella poder cultivar su huerto porque está muy enferma y su hijo mayor empieza a tener la misma enfermedad hereditaria. Hablamos de cuando tuvieron que huir a los campos de refugiados en 1.993 escapando de los rebeldes. Volviendo en el 2.007 a su aldea y construyendo de nuevo sus casas pues todo había sido arrasado. Orome tiene 30 años y parece como si hubiera vivido 60 años de dolor, su expresión era muy triste y apenas te miraba. Había dolor en sus ojos al no saber que iba a poder hacer.
Yo me preguntaba después de 20 años de conflicto, donde la muerte se llevo a tantísima gente y lo único que quedo fue una gran población infectada de VIH (el 40% de la población), volver sin nada a sus aldeas a volver a empezar y... ¿Como volver a empezar?
Con 15 años viviendo en un campo de refugiados hasta los 28, y ahora enferma... ¿Volver a empezar? ¿Donde puede haber un mínimo de esperanza?
Por eso creemos que es tan importante que les podamos hacer llegar esta ayuda, la tierra es rica y con las semillas y los animales, poco a poco podrán cambiar su futuro y al menos tener un poco de esperanza.
Gracias a todos.

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